viernes, 4 de mayo de 2012

Lo más cerca del Tibet que llegamos

Yunan(China) Abril de 2012

Kunming, Dali,  Lijiang y Dhangri-la, son las ciudades del sur de china, en la provincia de Yunan que recomendaba todo el mundo, así que allá que fuimos.

Llegamos a Kunming en avión desde Beijing, hay que decir que los vuelos y billetes de bus dentro de China no han sido baratos, ni fáciles de comprar por internet, ya que hay que tener tarjeta de crédito china o asociada a un banco chino para poder pagar, o la otra opción es encontrar personal que hable chino en los hoteles e incluso en las agencias de viajes….
Pero resueltos los problemas logísticos, con ayuda del traductor de google en algunos casos, y nuestra desenvoltura con el Chino, elegimos la siguiente ruta.
De Kunming iríamos en bus (14  horas) a Shangri-la, de allí otro autobús unas 6 horas a Lijinag, y de ahí otras 4 a Dali y finalmente a Kunming, para volar a Shanghái.

Así que nos fuimos a Shnagri-la. Los viajes en bus dan para un capítulo entero de un libro, pero intentaremos salvar detalles escabrosos, cuando se pueda y deciros que fue un viaje muuuuy largo.

Los chinos aun no han aprendido a hacer ”filas” y cuando se trata de entrar en un sitio, salir, o comparar no hay reglar, no hay turnos de llegada ni  preferencias, dejen salir antes de entrar o cosas así. Esto vale para entrar al metro, comprar una botella de agua o ir al WC.
Cuando el autobús abre las puertas salen pitando a coger sitio, porque aquí da igual que esté numerado…se suben corriendo, si tiene maleta la meten a toda prisa en el maletero, que tampoco hay orden, esto es al bollo, (nada que ver con los buses de Perú) así que cuando subimos nosotros nuestros asientos están ocupados, los chinos que se hacen los locos que da gusto miran para otro lado, tenemos que chivarnos al conductor, jeje, y tenemos sitio.

El resto del viaje transcurre con la normalidad que esperábamos, es decir, escupitajos, gritos cada vez que hablan por el móvil y películas de Jackie Chan.
Las paradas, cada hora y media para ir al WC se convierten en una tortura, es lo más asquerosos que he vivido en mi vida. No solo la peste que desprenden estos lugares, que eso se puede solventar de algún modo con el ungüento de mentol que compramos en Tailandia, que si te descuidas te anestesia el labio, la nariz y lo que entre en contacto directo con él,  pero el problema es que no hay puertas, como lo digo, allí todas las chinas que se dan empujones para conseguir n agujero, que e so único que hay, porque parece una fosa estanca, asqueroso, de verdad, como digo las chinas allí agachaditas, haciendo sus cosas, las que “sean”  viendo y mirando descaradas a la de enfrente, y por supuesto antes de que termine una de subirse el pantalón, ya está la siguiente en el agujero!!! Siento si esto es muy gráfico, he intentado ser lo más aséptica posible, evitaré más detalles…pero os diré que en diez horas no fui al baño.

Pasada la pesadilla de los baños llegamos a Shangri-la, para nosotros ha sido un lugar especial, con mucha tranquilidad, no había muchos turistas, por suerte, ya que debe ser horrible en temporada alta, por suerte había bastante calma y brillaba un sol espectacular, el cielo azul, despejado, veíamos las montañas nevadas desde casi cualquier punto, espectacular.


Aquí la gente es físicamente muy distinta, los rasgos mucho más tibetanos,  son amables aunque no entienden nada de lo que decimos, jeje, en este lugar encontramos mucha paz y calma, es lo más cerca que podremos llegar del tibet, ya que ha sido imposible lograr visa esta vez, así que ahí queda pendiente.




De aquí, otro autobús, 8 horas a Lijiang, que aunque es bonito, ha perdido un poco su encnato al explotarlo turísticamente, es un decorado, bonito, pero que después de dos días ya sabes de memoria, han llenado las calles de tiendas, que si la primera vez que las ves te gustan, son cosas diferentes y originales, después de pasear por la ciudad un día, te das cuenta de que se repiten una tras otra hasta llegar a aburrir. Por la tarde llegan los grupos, y es cuando ya no se puede ni caminar, solo hay turimos interno, pero es que son taaantos, que lo llenan todo, y gritan, es complicado encontrar un lugar para sentarse tranquilo.

Aun así nos quedamos allí unos cuantos días.
Había que hacer una visita obligad en este lugar, The Black Dragon Pool, un estanque dentro de un parque, en el que hay pequeños templos y en el que se deberían reflejar las montañas nevadas del dragón de jade, pero…está seco desde hace tres años, cosa que no te avisa nadie cuando vas a comprar la entrada, claro que cuesta una pasta, y por supuesto no se refleja allí  nada.




El lugar es declarado por la  Unesco como lugar de interés mundial, y con eso siguen justificando el precio de la entrada, pero se ha desarrollado toda una red de chinas que por un módico precio, te cuelan por la puerta de atrás, con el “supuesto consentimiento” de las autoridades, ya que es obvio por donde te cuelan, y nadie dice nada, así que nuestra conclusión fue que ya no tiene el permiso para seguir cobrando la entrada y entre unas y otras se sacan un sueldo que reparten entre todas las que participan en esto. EL sistema es sencillo, te ofrecen en un papel escrito en varios idiomas, entrar al parque por un menso de la mitad de la entra, precio que regateas y se queda en mucho menos al final, ellas te llevan por un camino, una delante, otra detrás, tiene rutas diferentes y todas cubiertas, de manera que tu por tu propia cuenta no puedas entrar sin previo pago de “reventa” por llamarlo de alguna forma.

Una vez dentro, las pagas y listo.

Ahora viene el miedo del cobarde que se ha colado, pero no está seguro de haber hecho lo correcto, jejeje, y es que no tienes una entrada falsa ,ni nada parecido, estás allí dentro, como si t hubieras teletransportado, has aparecido entre unos setos, como el que se cuela en el rodaje de una película, y entra en mitad de una escena, así que empiezas a pensar, y si nos piden la entrada? Y si la necesitamos para salir???



Pero no ocurre nada de eso, entonces es cuando llegas a la conclusión de que todos están compinchados y tanto lo que sacan de las entradas “verdaderas” como de las “por la puerta de atrás” lo reparten al final del día y punto.
Si has entrado por este sistema y cuando llegas allí te encuentras con el estanque seco, pero seco , te haces algunas fotos, ves las montañas y no está mal, pero si has pagado los 80 yuanes que cuesta la entrada y te encuentras con ese escenario, no hace gracias, seguro.

Nos damos cuenta de que estamos entrando el mundo del trapicheo, y cuando lleguemos a España vamos a regatearle hasta a la taquillera del metro!!!

1 comentario:

  1. Un post escatológico. Algo me imagino porque he estado en los baños de Topkapi un horror.
    Bss

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