lunes, 19 de septiembre de 2011

Inca trail-Machu Picchu


03 de Septiembre 2011

Siiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!! Lo hemos conseguido!!!!!!!! Hay que decir que ha merecido la pena el esfuerzo, no ha sido duro, HA SIDO DURÍSIMO!!!!!!!
El primer día empezamos con muchas ganas, nos recogieron a las 6, media hora antes de lo previsto, y empezaron un poco los nervios. Pasamos a buscar a todos los compañeros (fuimos 10 en el grupo) y nos llevaron a Ollantaytambo para las últimas compras y tomar el último desayuno en la civilización post-inca. En este lugar hicimos una pequeña inversión que nos dio la vida más adelante, no imaginamos que la compra de dos bastones de madera por 2 Soles cada uno (unos 0,70 €), marcaría la diferencia entre la cima o la rendición jaja. No sabíamos cuánto agradeceríamos esta compra hasta que empezamos las pendientes un día después. También compramos unos chubasqueros de plástico por si tuviésemos que cubrir las mochilas si lloviese.

A eso de las 8 llegamos al primer punto de control donde los porteadores empezaron a preparar las cosas mientras nosotros pasábamos el control. Allí estaban nuestros trece porteadores y algunas esposas que van a ayudarles a cargar con todo (sacos, sillas, mesas, comida, cocina, bombonas de gas, carpas, cacharros de cocinas, platos, tazas…). Algunas de ellas llevan un burro para ayudarlas para llevar bebidas a los puntos de venta que encontraremos durante los dos primeros días por el camino.

Empieza  la primera etapa: Piscacucho-Wayllabamba

Después de una caminata “sencilla” hasta las 13:00, aunque ya tenemos una primera subidita y notamos que no es fácil caminar a esta altura y al ritmo que marcan algunos de nuestro grupo…buuuf!!! Ya empezamos a QUERER a nuestro bastón de madera.

Tras un breve receso, probamos la “chicha amarilla” la “cerveza” de la zona, hecha con maíz y fermentada durante un día y medio…mmmmm es como comer maíz agrio con limón, tiene regustillo que hace recordar a la cerveza.

Llegamos a  nuestro primer campamento. Los porteadores nos adelantaron por el camino y ya les ha dado tiempo a montar la carpa donde comeremos, la mesa, las sillas y un cuenco con agua para cada uno de nosotros para lavarnos las manos antes de comer. Vamos a recibir mejor trato que en algunos de los hoteles en los que hemos estado J.

Menú: crema de espárragos, tomate, pepino, arroz, pollo y papas. Té de coca o “café”.


De vuelta al camino, 2h y 45 minutos de paseo suave. Llegamos a nuestro primer campamento, las tiendas ya están listas y los porteadores preparan el “té de las 5” que se convertirá en una tradición a lo largo de los días del camino (incluye palomitas y tortas, increíble!!!).
Hemos superado el primer día, hace frío, hay niebla y no hay baños, pero estamos muy contentos. A las 19:00 cenamos y a la tienda, ropa térmica y al saco. Esta noche sólo usamos la ropa térmica para dormir, no hace demasiado frío.
Segundo día: Wayllabamaba-Pacamayu

5:00 am nos despiertan con café / te en la tienda, a las 6:00 estamos en marcha. La mañana es fresca pero no hace frío. Empezamos a caminar muy fuerte, con una primera subida, insignificante comparado con lo que vendrá después. Paramos a los 15 minutos, segundo control y sello en nuestro pasaporte.
Ya nos sobra el forro polar.
Decidimos bajar un poco el ritmo, hay cuatro personas en nuestro grupo que han venido solo a caminar (correr) y si vamos a ese ritmo no llegaremos y tampoco disfrutaremos del paisaje, el guía que nos ha tocado, en fin, no maneja muy bien la situación y decide que seremos dos grupos uno el de los que CORREN y llegan una hora antes a todas partes y el resto. Los que vamos a un ritmo muy parecido al de los demás grupos con los que coincidimos en algún campamento, de manera que no habrá “grupo” y tampoco explicaciones de muchas cosas que vemos por el camino y que otros guías si explican, pero decidimos disfrutar igualmente del camino.

Nos habían hablado tanto de lo duro que será el segundo día…y ahí llega, el “paso de la mujer muerta” llevamos dos horas subiendo, lo que nos parecía ya muy duro y ahora vemos lo que nos queda, maaadre mía, ahora viene lo peor, hay subir hasta los 4.200 m.

Gran parte serán escalones pero desiguales, piedras, y más escalones.



Nuestra velocidad de subida es inferior que la de las tortugas gigantes que vimos en galápagos. Tengo la sensación que desde que subo una pierna hasta que la otra la alcanza ha pasado una eternidad.
 

 

Cuando llegamos a la cima de este “paso”, las lágrimas aparecen en nuestros ojos. No sé si por la emoción de haber llegado o “por haber llegado”, que no es poco, y durante una parte de la subida no teníamos tan claro que fuéramos a lograrlo.
Aún queda la bajada y otro “paso” más, pero miramos atrás y nos parece que ya podríamos hacer cualquier cosa hoy. En la cima hace mucho frío, hacemos una breve pausa y aprovechamos para sacar unas fotos. Mientras, nos dejamos impresionar por la grandeza de las montañas que nos rodean.

Comienza el descenso. Si la subida era desigual, los escalones de bajada son aun más complicados. Empezamos con ganas, parece que va a ser cosa fácil, “sólo hay que bajar”. Claro, bajar, bajar, bajar y bajar más escalones. Después de hora y media de bajada empiezan a aparecer el cansancio y cada escalón cuesta más. Gracias a dios que nos compramos los “bastones” que nos están salvando la vida. Media hora después….plof!!! sudores, cara blanca…maldita sea!!! No hemos tenido problemas con la altura al subir, pero al bajar rápido ha aparecido el “soroche” (el temido mal de altura).


Al fin vemos la banderita de nuestro campamento, hemos llegado, al ver la tienda Javier se mete dentro, se tumba y ya no sale ni para comer, la cabeza le da vueltas, esto solo lo arregla el famoso “mate de coca” que será lo único que le salvará, aunque se niegue durante una par de horas a tomarlo, se duerme una siesta a la Española, eso sí, y creo que le revive más eso que el mate de coca, las cosas como son.
Estamos orgullosos, hemos sobrevivió al Segundo Día!!!! Y no sabíamos que sobrevivir a la segunda noche, fría, húmeda y heladora sería tanto más duro que la caminata del día.
Tercer día: Pacamayu – Wiñaywayna

Arriba, son las 5:00 am, por fin, nunca hemos deseado tanto que sea la hora de levantarse, fuera, y caminando ya no hace tanto frío. Hoy toca un día más largo que él anterior, menos duro dicen, pero no es verdad, no hay tantas subidas, pero son nueve horas de caminar por piedras, con dos pasos no tan duros como el de la mujer muerta, pero que vuelven a ponernos el corazón a mil y nuestras patitas a cámara “super-lenta”, lo atractivo de este día es que vemos varias ruinas, que no nos explican, pero que con nuestra imaginación recreamos una historia de Incas y españoles muy interesante, y después nos esperan tres horas de bajada sin parar, madre mía, mis rodillas ya no se si son mías o de mi abuela, de la que me acuerdo a cada pasito, esto es horrible.
Y pasadas nueve horas estamos en nuestro campamento, última cena y despedida de los porteadores y cocinero.
El cielo está totalmente cubierto, hay truenos que parece que van a partir en dos las montañas, solo deseamos que no llueva mañana.
Cuarto día: Wiñaywayna - Machu Picchu

3:00 am del día 6 de septiembre, nos despiertan esta vez sin te/café, tenemos que “alistarnos” enseguida, hay que desayunar y recoger todo para ser los primeros en el último punto de control para entrar en Machu Picchu, y además hay que hacerlo rápido porque amenaza lluvia y solo unos poco esperaran bajo techo hasta que se abra el control a las 5:30.

Supongo que los nervios por llegar a Machu Picchu hacen que a nadie le importe madrugar, todo lo recogemos muy rápido, estamos listos antes de lo previsto y caminamos uso 300m hasta el punto de control, si, estábamos durmiendo ahí al lado, y sin embargo había otros grupos más cerca aún y les hemos ganado, jajaja!!! Llegamos los primeros, y en cuanto estamos bajo cubierto empieza una gran tormenta, que parará justo a las 5:30 cuando abran la puerta de entrada, una suerte!!! No tanta con la niebla, que es densa, muy densa, apenas vemos lo que hay a un metro de nosotros, caminamos, incluso corremos en algún momento, nos quedan dos horas para llegar, pero estamos impacientes, corremos, aunque no vemos nada, nadie lo dice, pero en las caras de los demás se percibe la decepción, vamos a llegar enseguida, lo notamos, sabemos que está cerca y no se ve nada, todos sabemos que no será fácil que la niebla no se va a disolver así, por arte de magia, y que aunque lleguemos los primeros no tendremos “la deseada foto”.




Llegamos a la puerta del sol a a6:30 am, estamos aquí, está ahí, pero no lo vemos, no vemos nada, seguimos caminando, queda un poco para llegar a la ciudadela sagrada, pero no vemos nada, ya deberíamos estar viendo gran parte de la ciudad, y sin embargo solo vemos las gradas por las que vamos caminando y a duras penas.



Ya hemos llegado, lo sabemos, aun no recordamos muy bien como lo supimos, pero sabemos que hemos llegado, nos sentamos en una roca y solo nos queda esperar y desear que las nubes se vayan…solo es cuestión de tiempo.
Una hora después aparece frente a nosotros imponente y gigante, mucho más cerca de lo que creíamos la montaña sagrada “MachuPicchu”, y como si nos hablara sabemos que no deseamos movernos porque enseguida aparecerá la ciudad bajo nosotros, y así es, unos minutos después s e despierta bajo nuestros pies la ciudad sagrada de Machu Picchu, para contarnos su historia.




 





 To be continued….

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