Tras nuestro mal comienzo, decidimos dar otra oportunidad a Buenos Aires. Los días siguientes a la tragedia estuvimos recorriendo una zona de outlets, que sí, que estaban a buen precio teniendo en cuenta que eran marcas importantes pero no era eso lo que necesitábamos. Hubiese estado bien para hacer alguna comprita pero no nos valía para reponer las cosas de la mochila: saco de dormir, ropa térmica, una navaja suiza...
Hay que decir que los tres primeros días en Buenos Aires teníamos reservado un apartotel bastante curioso, para darnos un homenaje después de todo el viaje que llevábamos encima. No pudimos disfrutar y descansar todo lo que nos hubiese gustado pero bueno, hizo que el golpe fuese más suave. Nos alojamos en el microcentro ya que, aunque aquí está todo bien comunicado por colectivos, nos gusta más poder llegar a los sitios andando (aunque tengamos que dormir en algún sitio más cutre).
Buenos Aires es una gran ciudad, una ciudad enorme. Los principales barrios que visitamos son los que forman el centro: La Recoleta, La Boca, Palermo, San Telmo y microcentro. Pasamos la primera semana aquí recolectando información y terminando todas las reservas para cuando tuviésemos la visita de los papis. Así, el poco tiempo que viniesen no tendríamos que perder el tiempo de un lado para otro y podríamos ver las cosas más tranquilamente.
Como no hay mal que por bien no venga, gracias a que pusimos mensajes en el CouchSurfing, la gente nos empezó a recomendar lugares para ir. Los jueves por la noche quedaban en Palermo en un bar que daba pizza gratis a la gente del grupo, así que para allá fuimos. Allí conocimos a Chiara y Romi que nos dieron algo de ropa y abrigo para Rocío, a Andrés, un gran chico que nos prestó una mochila hasta que nos trajesen los papis la nueva. También nos recomendó sitios a los que ir y lugar para hospedarnos. Hay que decir que en el bar la gente venía a saludarnos y animarnos, nos conocían por los españoles que les habían robado la mochila….
Al día siguiente alguien puso un mensaje avisando que había clases de tango gratis, así que allí fuimos, los valientes a por nuestra primera clase. Al llegar y vernos la cara de guiris, se nos acercó una chica, Cecilia, que nos preguntó si éramos lo españoles a los que les habían robado. Así que nos hicimos tristemente famosos por el suceso. Cecilia, que se ofreció a alojarnos (cosa que agradecimos y pasamos un par de días más tarde en su casa), resultó ser una persona encantadora. Estuvimos con ella los últimos días antes de que vinieran los papis, fue una pena no haber tenido más tiempo.
Por último (y no por ello menos importante) estuvo Romi, que trabaja en una farmacia y, además de ropa, nos consiguió algunas medicinas. Por desgracia tuvimos que visitar a Romi un par de veces por culpa del stress…
Este es un pequeño post para agradecer a toda la gente del CS de Buenos Aires que nos ha ayudado a levantar el vuelo y hacernos ver que hay mucha gente que conocer que merece la pena.
Chicos, me parece una entrada estupenda, con una energía y un buen rollo... Al final Buenos Aires, como los bonaereneses, es una ciudad estupenda
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