martes, 13 de marzo de 2012

Namaste!

 

Namaste,Delhi. (India)


3 de Marzo de 2012

que no quiero llevar nada de nadie, grgrgr!!
Después de despedirnos en Bangkok de nuestra visita, y de sobornar a Kiko para que se llevase de vuelta algunas cosillas en su maleta, a lo que accedió “encantado” nosotros nos despedimos también de Tailandia y empezamos una nueva etapa, India!!!


Nos esperan tres intensos días en Delhi, antes de empezar queremos decir que toso lo que escribimos es una opinión personal y que sin ánimo de generalizar nuestra opinión será  extensible a las personas que hemos conocido y las experiencias que hemos vivido, seguro que otros tendréis opiniones diferentes en base a otras experiencias.

Si tenéis ganas de descubrirlo aquí van.


Llegamos al aeropuerto internacional Indira Gandhi de Delhi a las 23:30, supuestamente alguien del hotel estaría esperándonos, pero cuando al final salimos no hay nadie con nuestro nombre, la primera visión se repetirá a lo largo de nuestros días en Delhi, solo hay hombres ( y no nos referimos a humanos sino a hombres-masculino) en el aeropuerto, y nos miran como si llevásemos antenas en las orejas!!!

Hay tanta gente con carteles que tenemos que dar varias vuelas delante de la masa de indios que se agolpan en la salida del aeropuerto, pero no hay ningún cartel de Mr. Avila.

Empezamos bien.
Tras varias vueltas, discusiones con los de seguridad del aeropuerto llamadas al hotel, logramos ponernos en marcha.
Eran la 1:45 cuando al fin dejamos las mochilas en la habitación.
Cansados, solo queremos dormir, y mañana será otro día.

Nuestras primeras impresiones de India estarán marcadas por lo que vemos y vivimos en Delhi, y la verdad fueron tres días de muchas nuevas sensaciones y emociones. No podía ser de otra forma en una ciudad con cerca de 18 millones de habitantes…

Lo primero que descubriremos por la mañana será el olor, una mezcla de algo dulce, algo quemado, tabaco, opio, canela, basura, casas de vaca, que por muy sagradas que sean “huelen mal”…y ruido mucho ruido, pitidos constantes y gente gritando.  Todo esto con el estrés de no poder ir por ningún lugar a salvo, motos, coches, vacas, burros, tuktuk ricksaw, coches, caballos, en todas direcciones, salen de cualquier lado, en los tres primero minutos casi soy atropellada por una moto de frente y un carrito de un señor que llevaba colchones mugrientos.

Esto no va a ser fácil!!!

Lo que más nos sorprende es que apenas vemos mujeres, hay muchos hombres, mayores, jóvenes, niños, pero casi ninguna mujer. Y esto cuando uno lo ve de cerca es muy chocante.
Por ser el primer día pensamos descubrir un poco la ciudad, callejear y encontrar el bazar, pero nada de eso es fácil. La mayoría de las calles no tienen nombre, tampoco aceras, y hay que caminar en fila y esquivando obstáculos, el ruido hace imposible la comunicación, así que vamos a probar el metro.

Los hombres y las “pocas” mujeres entran por puertas diferentes, a continuación un cacheo y máquina detectora de metales, después las mochilas pasan por el mismo proceso, así todas las personas que entran. Por supuesto también aprendemos que aquí nadie hace una fila, y que empujan toooodo el rato…
Si estás esperando para sacar dinero de un cajero el que llega después entra antes que tu seguro y si estás dentro el siguiente abre la puerta y se mete contigo, el siguiente y el siguiente, y todos los que quepan. Así lo hacen todo, “atosigando” mi madre, que agobio!!!!

En el metro hay “trincheras” si, si, con sacos de arena y tipos con fusiles detrás, nada alentador, y para ser sinceros eso no inspira ninguna seguridad.

En las calles, las vacas campan a sus anchas, y otro reto es no pisar ninguna “caca de vaca” que por muy sagradas que sean…la pestoncia que echan!!!
Los niños pidiendo son lo que más nos cuesta, están mugrientos, algunos que no parecen tener más de cinco años llevan en brazos a otros más pequeños y más mugrientos, y aunque suene feo, lo único que podemos hacer es volver la mirada para no sentir que nos parte el corazón, porque sabemos que darles dinero no va a contribuir a que salgan de esa situación, porque hay adultos detrás de todo este negocio.




Y gente y más gente, no hay un lugar donde no haya gente, y como decíamos antes, son los hombres los que toman la calle, el metro, ellos venden en los puestos callejeros, en las tiendas, en el hotel solo hay personal masculino.

Muchas imágenes nuevas en nuestra retina.

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